Una tarde de sábado que aparentaba como cualquier otra, mi celular vibró: “Mensaje de voz de Lili Chile Ok” leí y automáticamente supe que venía un viento transformador. Hace ya ocho años que Lizzania – Co-Fundadora de artisanNow- se despidió de Buenos Aires para viajar por Latinoamérica expandiendo su trabajo como artista visual. Afortunadamente, tuve el privilegio de seguir su arte muy de cerca. Igual que ese sábado, cada vez que recibo un mensaje de ella, me pongo cómoda y me preparo para la aventura preguntándome cuál será su nuevo proyecto o a dónde viajará. A lo largo de los años, acompañé a la distancia su activismo por el territorio latinomericano y las luchas que conlleva, inspirándome siempre a reflexionar y preguntarme por mi modo de habitar el espacio, mi trabajo como artista y mis acciones con el territorio.
En esta oportunidad, no sólo no fue distinto sino que duplicó la apuesta y me invitó a viajar con ella a la distancia, recorriendo experiencias y territorios que aborda junto a su nuevo proyecto artisanNow- una plataforma que tiene como misión visibilizar experiencias de aprendizaje de artesanas de pueblos rurales latinoamericanos, problemáticas del territorio y tesoros naturales. Una vez más su propuesta habilita voces de personas que no están en un primer plano, que no tienen alcance quizás por la falta de recursos y que experimentan problemáticas contradictoriamente muy distintas a nosotras y por momentos muy similares.
Cuando Lizz me contó su experiencia junto con las artesanas, la plataforma que había creado en conjunto con Virginia y otras mujeres, las conexiones entre sus actividades, el territorio, la tecnología, su nuevo alcance y el turismo, me asaltó un profundo recuerdo de mi niñez.
Pienso artisanNow y pienso en la importancia de las herencias. En la identidad cultural, en mi abuela cosiendo y cocinando. En las niñas que renuncian a la herencia de estos oficios y escapan a las ciudades por la falta de rentabilidad de la actividad local. Pienso en el turismo y en el compromiso del turista, en los modos de habitar esos territorios. Me pienso como turista en pueblos rurales y viajo a mi infancia. Mi primera experiencia en un pueblo rural artesanal de difícil acceso fue cuando era una niña. Tenía nueve años y viajaba a un pueblo a más de cuatro mil metros de altura en Salta. Me bajé en la estación “San Antonio de los Cobres” del tren de las nubes.
Algunos flashes escandalosos y eclécticos perpetúan en mis recuerdos. El primero fue reconocer que había un pueblo en esas montañas, me acuerdo que me preocupó mucho cómo irían a la escuela, imaginando que tenían que bajar esa cantidad de metros para estudiar. El cartel que llevaba el nombre de la estación fue otra de las cosas que más me impresionó, tenía exactamente el mismo formato que el de la estación “Flores” de la línea Sarmiento, el que tomaba todos los fines de semana para ir a ver a mi abuela a Ituzaingó. La misma letra, pensé. Está escrito con la misma letra. Y automáticamente me abrumó lo distinto pero igual que era aquella estación y la sensación de que jamás iba a volver ahí por lo complejo y costoso que era llegar.
El segundo, fueron las infancias corriendo hacia mí porque tenía caramelos, y un niño en particular quien me vendió una foto con una llama bebe por $2. Automáticamente comprendí que su sistema económico dependía en gran medida del turismo, de su arte y la difusión de su cultura. Todas esas personas de distintas edades, esperaban al turista para movilizar su economía. Siendo tan difícil el acceso de potenciales interesadas en consumir, aprender y colaborar con las distintas culturas y territorios es que creo fundamental la presencia de artisanNow en el circuito artesanal, para fomentar las distintas técnicas, experiencias y culturas pero fundamentalmente para incluirlas dentro de un sistema económico real, donde sean tenidas en cuenta, donde también puedan armar red. En ese aspecto, lo híbrido que propone artisanNow genera cercanía garantizada siendo que los sitios de difícil acceso para algunas interesadas son accesibles mediante la plataforma digital y para todas aquellas personas que quieran acceder a experiencias presenciales cuenten con una guia, con sus contactos y posibilidades de conocerlas y tener acceso a sus artesanías. artisanNow es reivindicar el territorio, hacer acción, abrazar su naturaleza y celebrar colectivamente la diversidad ancestral. Que la tecnología visibilice la tradición y colabore para incluir territorios, mujeres y artesanías dentro del sistema económico.
Celebrar las ollas y abrir las casas
Emocionada, como una mosca me siento de este nuevo proyecto que celebra las ollas y promete crecer y abrir las casas de miles de mujeres artesanas alrededor de Latinoamérica. Emocionada porque como aprendiz de métodos de tinte artesanal y como curiosa en líneas generales, me reconozco en muchas de las acciones de estas mujeres artesanas que en palabras de Lizz “mueven la olla”
Ollas donde se cocinan tintes y los alimentos del día a día cuyos residuos vuelven a ser futuros tintes en la misma olla, de la misma casa, calentando el hogar todo el día. Este acto ritual que siempre sucede en la misma casa, con los mismos elementos y con distintos resultados me parece una celebración y esa palabra parece ser la más atinada para describir a artisanNow. Me atrevo a conceptualizar artisanNow de este modo porque me provoca alegría que existan hoy en día mujeres que generen redes de mujeres para mujeres. Redes que crecen entre mujeres artesanas, creadoras digitales, programadoras y gestoras turísticas, redes diversas que se amplían desde lo digital y nos abrazan a tod@s, nos invitan a sumarnos.
Oficialmente la red está creada y sin lugar a dudas es algo para celebrar. Hoy me toca desde este lugar privilegiado, que espero no me quede muy grande, seguir hilando mi parte, conectar a más mujeres y personas interesadas en contarles qué es artisanNow e invitarlas a participar de la plataforma y seguir tejiendo redes y posibilidades para todas ya que la experiencia y oficio de cada curso es de una riqueza singular porque goza de su valor ritual y único. Celebración es mi palabra elegida para este proyecto, es a lo que me impulsa y da esperanza de que conectándonos y pensándonos colectivamente, cada uno desde su lugar, podemos transformar realidades desiguales. Como me decía Lizz “No creo que nuestra propuesta termine con el grave problema de género, territorio y escasez de oportunidades de los sectores rurales, ni tampoco que sea la solución para la poca presencia de mujeres tecnológicas y creativas en la industria digital, sin embargo, trabajando en esto podemos mejorarlo”. Del mismo modo pienso que existiendo un espacio colaborativo para y por gente colaborativa estamos dando un gran paso, o mejor dicho, pisando activamente y habitando un lugar.
Hoy celebro este regalo, aprender técnicas milenarias y conocer experiencias distintas. Celebro también la iluminación sobre esos espacios que no estaban dentro de la agenda ni la perspectiva del mercado. Celebro la unión, el apoyo y la invitación a que se sumen a este viaje a la distancia conmigo. La invitación incluye que aprendan a coser, tejer, hacer cestos y jabones y demás tesoros, pero por sobre toda las cosas a que viajen haciendo experiencia a la distancia, a que escuchen, vean y experimenten nuevos modos de aprendizaje, conexión y circulación económica formando parte de algo más grande que nosotras.